Despierta
Anoche desperté a las dos de la mañana
con la voz suave de la musa que dictaba,
yo no sé por qué, pero lloraba al decirme que te amaba,
y que era ésta la pena que llevaba.
Esto es lo que me dijo entre sollozos:
Las hojas muertas anuncian el otoño,
él se viste de colores para verme,
el viento fuerte anuncia la tormenta,
el árbol se desnuda, ya es invierno,
se oyen las voces de luchas y de fuego,
en el alma hay un hueco de desvelo,
la peste se propaga por el pueblo.
La garganta del poeta se irrita y se contrae,
no hay palabras que lo digan,
ya no se anima su mensaje.
El dolor lo penetra y lo conmueve
del funesto sentimiento de una pérdida.
Se retrae y se acongoja por la pena de ver lo que avecina
en el vasto horizonte de la tierra,
que se incendia, se destroza y contamina,
cuando escuchas las quejas y lamentos
que encojen y desgarran la esperanza.
¿No te acuerdas de aquel día en que eras niño?
¿Recuerdas la inocencia y la sorpresa
al descubrir la esencia de las cosas?
¿Que jugabas a rayuela y a la pelota
por las calles perfumadas de polvo y azucenas?
¿Recuerdas qué bonita era la vida colmada de risas y de juego?
¿Cómo fue que olvidaste todo eso,
y ahora te has vuelto vil y despiadado?
¿Qué pasó con el curso de los años,
que olvidaste que amabas a los tuyos?
¿Y por qué te volviste avaro y deshonesto,
arrastrando contigo las virtudes por el fango?
¿Por qué te olvidaste que eran bellas las noches
pasadas a la lumbre de la hoguera
cantando con amigos, la guitarra y el buen vino?
¿Qué bebiste de amargo que ha roído de este modo tus entrañas,
que ya no sientes dolor cuando se duelen los niños,
ni pasión al ver una injusticia?
¿Cómo ha sido que olvidaste esas mañanas de frescura
bajo el sauce llorón y junto al río?
¿Por qué quieres que el agua te intoxique?
¿Por qué quieres matar a tu vecino?
¿No te acuerdas que eras mi niño ayer y que me amabas?
No te pido que regreses al pasado,
sólo pido que despejes tu camino,
que recobres la alegría y el amor a la vida,
que no huyas del dolor, mas que lo entiendas,
que ames tanto a la flor como al barro,
porque son una y la misma cosa.
Vete pues a jugar por el camino,
disfruta de todo lo bello que he creado.
Ama mucho,
odia nada,
y despierta que ya llega el alba y la mañana.
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